viernes, 23 de diciembre de 2011

Patxi Salinas: "No vine al Orense por dinero; sabía que no había"


Patxi Salinas atendió a MARCA dos semanas después de abandonar voluntariamente el banquillo de CD Ourense. El técnico bilbaíno, que había llegado a O Couto a comienzos de la presente temporada, dejó al conjunto rojillo en lo más alto de la clasificación del Grupo I de Tercera división. Se marchó emocionado. La afición le apreciaba, y mucho, pero él no quería seguir formando parte de un "club de amigos" y de un "proyecto sin ningún tipo de estructura".

Presentó su dimisión irrevocable ante el presidente, Manuel Seoane. ¿Qué le llevó a tomar esa decisión?
Aníbal Pereira -director general- y su grupo de colaboradores me dijeron que abandonaban. Boicoteaban continuamente su trabajo, y llegaron a la decisión de que no merecía la pena continuar si Manuel Seoane seguía siendo el presidente. Con la marcha de ellos se rompían todas las bases, así que decidí irme con la gente que me trajo. Quedarme hubiese sido de cobardes.

¿Habría continuado si Aníbal Pereira y su equipo no hubiese arrojado la toalla?
Sí. Trabajé demasiadas horas en el Orense. Me involucré muchísimo y me he ido sin cobrar algunas mensualidades, pero me da igual. Yo no vine por dinero, porque ya sabía que no lo había. Me hablaron de un proyecto muy bonito y acepté con los ojos cerrados.

Las desavenencias entre presidente y director general eran constantes. ¿Por qué?
Aníbal prometió que iban a trabajar duro. Se estaba visitando a los chavales en los colegios y organizando actos y conferencias. Se enganchaba a la afición, pero no se conseguía dinero, y eso es algo que le reprochaba Seoane. Pero estoy seguro de que los frutos acabarían llegando, porque había mucha ilusión y todo estaba muy bien diseñado.

Sabía que la situación del club era complicada y que el proyecto, aunque ambicioso, se tambaleaba. ¿Por qué asumió el reto de entrenar al CD Orense?
Porque me vendieron ilusión y porque estaba como loco por entrenar. No hay más razones. Hasta he perdido dinero. Recibía 2.000 euros al mes, aunque en dos de ellos no cobré. A esa cifra había que descontarle 500, que eran para Álex Martínez, mi ayudante. Me dijeron que no podrían pagarle, y yo le quería a mi lado, por lo que decidí que su sueldo saldría de mi propio bolsillo. Casi la mitad de esos 1.500 euros restantes me los gastaba en gasolina, ya que vivo en Vigo y cada día recorría 200 kilómetros en coche.

¿Cómo se le queda el cuerpo?
Mal. Conseguí ganarme a la afición y a la gente de mi entorno. Y me han dado tanto cariño, que no podré pagárselo con nada.

¿Qué futuro le ve al equipo?
Está preparado para jugar ante las adversidades y para alcanzar el ascenso que tanto se merece la ciudad. Muy mal tienen que salir las cosas para que el CD Ourense no quede campeón de grupo.


¿Y al club?
Bastante negro. Las cosas están muy jodidas. Ni siquiera ha sido capaz de encontrar un patrocinador para su camiseta. Y si José Luis Baltar, presidente de la Diputación, dice que "al Orense hay que dejarlo morir"...


Una piedra en el camino. ¿Qué ve en el horizonte?
Estoy como loco por entrenar, pero a día de hoy no tengo nada. Y si para sentarme en un banquillo tengo que marcharme al extranjero, lo haré. Eso sí, Álex Martínez es parte indispensable de mi grupo de trabajo. A él le debo buena parte de lo que he crecido como técnico.

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